lunes, 28 de mayo de 2012

Diego

Y ví a Diego una tarde
con nubes grises en el cielo
cayendo gruesas gotas
queriendo opacar su belleza.

Era él muy hermoso
como un río caudaloso
como bosque receloso
que bien cuida sus orquídeas.

Esas manos tan pequeñas
que llamaron mi atención
en una entrevista de trabajo
donde el sueldo era bajo.

Pronuncié su nombre varias veces
y él sonreía a la vez
como lo hacen los bebés
cuando amor tienen con creces.

Amé a ese niño, lo sé
pocos minutos lo observé
porque sus manitas extendió
y una dulce sonrisa me regaló.


                        Libni Durán Serna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario